Viernes 30 de mayo
Nadie puede venir a mí a menos que el Padre, que me envió, lo atraiga (Juan 6:44).
Todos aquellos a quienes Jehová atrae hacia sí llegan a ser parte de una hermandad mundial de personas que aman la justicia. Nuestro amoroso Dios los ayuda a obtener su favor. Él también ha estado seleccionando de entre la humanidad a los futuros miembros de su gobierno celestial. Cuando ocupen su puesto en los cielos, estos cristianos devotos ayudarán a los seres humanos obedientes a alcanzar la perfección y la vida sin fin. Así pues, aunque Jehová aguarda con paciencia su debido momento, ha dirigido los asuntos para bendecirnos con el cumplimiento de sus promesas. Puede resultar difícil tener esto presente cuando nos vamos haciendo mayores o sufrimos en este sistema de cosas. Podríamos desanimarnos o pensar que Dios está tardando demasiado en cumplir sus promesas (Heb. 10:36). Pero nunca olvidemos que él tiene buenas razones para ser paciente y que el tiempo que falta lo está empleando para favorecer a sus siervos leales (2 Ped. 2:3; 3:9). w12 15/9 3:5, 7
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