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martes, 25 de diciembre de 2018

SOLILOQUIO y LA LA IlUSION.

Coloquio con las estrellas ( Poema de Diana):

Coloquio con las estrellas ( Poema inédito de Diana Margarita Cantón Martínez, escrito en una playa pinareña en Cuba, forma parte de los Cuadernos Soliloquio de 1993 y del Compendio La Ilusión de 2004-2005).




Coloquio con las estrellas
El cielo y el mar son tu cabeza miradora,
tus ojos sonrientes
y tu boca penetrante.

Solo eres eso: cabeza, ojos, boca evocados.

Soy la astronauta empedernida
que se bifurca en Osa,
antaña Ninfa mentida,
transfigurada y muerta
por perros azuzados,
por lebreles.

Estoy perseguida por
Boyeros, por Arcade.
Soy el Carro que te arrastra
con mis versos.

Soy carroza, cacerola,
soy el alce.

Eres el Oso que levanta su cabeza
y obstentas en tu nariz
la Estrella Polar,
el clavo de hierro
con el que traspasas
mi inconciencia.

Otras veces eres el caballo
despiadado de mi soledad.
Me la pateas
sin misericordia alguna.

Entonces me torno Casiopea,
reina mítica sentada
en un trono de amor
o labriega segadora
de la hierba que malogra
la esperanza.

Y tú corres, corres sin parar
por los trillos del cielo.

Yo, la bella Andrómeda,
reto las Nereidas de los profundos mares.
Embisto la furia de Poseidón.

Me enfrento al Monstruo.
Me encadenan a la Roca,
abro los brazos
y brillo allá, en lo alto.

Tú eres Perseo,
joven héroe.
Irrumpes en la guarida
de la Medusa monócula,
matas las serpientes de su cabeza;
cuando duerme,
la ajusticias
para que no transforme
más en piedra lo que mira.

De tu torso nace
el caballo alado Pegaso
y regresas a la Isla de Cerifos.

Mírame, Perseo,
cuando vuelas,
estoy atada,
me devoran.

Dirige al monstruo
la mirada de la Medusa,
petrifícalo.
Libérame pronto de Ballena.

Orión, puedes cazarme,
yo lo sé.
Cúbrete con tu escudo
de cuero de león,
levanta tu maza
contra el Tauro
que te ataca.

Soy una de las estrellas brillantes
de tu cinturón,
del cual pende la espada.

Tú y yo reinamos
en ambos hemisferios celestiales:
en el boreal y en el austral.


Tú y yo escapamos juntos
en el lomo de un Unicornio.

Ya perdí la cuenta de las estrellas
desde que te descubrí
en la guerra contra Algol.

Eres Arcade, Pastor,
Arturo, Cazador de la Osa.
Soy Alioth,
pero ante ti Cástor.

Eres del Dragón: Etamín.
Eres del Sagitario:
Alfa y Omega.

Eres Kaus Australis, Nunki.

Para verte no necesito telescopios.
Te observo a ojos llenos
cada noche
en más de cinco mil
quinientas estrellas
que me guiñan tus ojos
y me parpadean tu sonrisa.

Soy la estrella de sexta magnitud
que te conoce desde la génesis del cielo,
y lo mismo te desnudo
en luna llena
que en cualquier otro ciclo.

Pero, como es media tarde
y hay sol más allá de las casuarinas,
sigo mirando tu cabeza,
tus ojos, tu sonrisa.

Sigo oyendo la voz
de tu boca
de Angel de las Tinieblas,
aún no decapitado por mi beso.

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